Existe una escena al final de la película The Martian en donde Mark Watney (actuación de Matt Damon) despliega lo que es inevitable en un viaje al espacio. Es una lección que puede y debiese ser aplicada a toda área de la vida:
“En algún punto, todo irá al sur…todo se irá al sur y tu vas a decir, aquí se terminó todo. Así que es como se acaba todo para mi. Ahora tu puede aceptar eso, o ponerte a trabajar. Eso es todo lo que es. Tu solo debes empezar. Haz las cuentas. Resuelve un problema…y luego resuelve el siguiente…y luego el siguiente. Y si resuelves suficientes problemas, logras llegar a casa. Muy bien ¿preguntas?”
Un número de lectores del material publicado por American Vision frecuentemente preguntan ¿por qué gastamos tanto tiempo en el tema de la escatología? El pequeño discurso de Matt Damon es una de las razones del por qué lo hacemos. Claro, es mucho más consolador para los cristianos si existe un “rescate en un rapto” en vez de morir sin una esperanza terrestre o marciana.
Millones de cristianos están desinformados sobre asuntos como la economía, educación, y política extranjera. Estos nunca han sido enseñados en los principios fundamentales del sistema de libre empresa el cual está basado en la ley bíblica de “no robarás” (Ex. 20:15), incluso si la mayoría de personas creen que está bien.
Las siguientes son algunas de las razones teológicas del por qué muchos cristianos no se involucran políticamente. Ellos creen que estas son razones bíblicas sólidas del por qué deberían evadir totalmente este esfuerzo:
1. Deberíamos solo predicar el evangelio: Pablo le dijo a los ancianos de Éfeso que él no se rehusó a declararles “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27). Ser una nueva criatura en Cristo es el primer paso en una nueva vida. El nacer de nuevo no significa quedarse en la infancia. Se supone que crezcamos en la fe para que cada área de la vida sea impactada por la Palabra de Dios (Heb. 5:11-14).
2. La política es sucia: ¿Qué no es sucio? Nuestro trabajo es limpiar las cosas que son sucias. Los pañales son sucios, y los cambiamos. Si un político es sucio, lo cambiamos, sea él o ella.
3. Jesús no se mezcló con la política, ¿por qué deberíamos hacerlo nosotros?: Existen muchas cosas que Jesús no hizo. Él nunca se casó, ni tuvo hijos, o fue propietario de una casa. ¿Deberíamos seguir su ejemplo en estas áreas? El magistrado civil se supone que es un “ministro de Dios” (Rom. 13:1-4). Es la misma palabra griega (διάκονός) utilizada para describir a un diácono en un entorno eclesiástico (1 Tim. 3:8-13). En ninguno de estos oficios gubernamentales, estos ministros deben “enseñorearse sobre aquellos asignados a su cargo” (1 Ped. 5:3; ver Mat. 20:25-28).
4. Nuestra ciudadanía está en los cielos: Tenemos muchas ciudadanías (mancomunidades), con nuestra ciudadanía celestial siendo una prioridad (Fil. 3:20; ver Hech 5:29). El hecho de que Pablo fuese un ciudadano del cielo no lo frenó para reclamar su ciudadanía romana (Hech. 22:25-29) y apelar al Cesar (25:9-12).
5. Existe una separación entre la iglesia y el estado: La Biblia enseña que existe una separación jurisdiccional entre la iglesia y el estado, pero no existe separación entre Dios y el gobierno, y eso incluye el gobierno civil.
6. El reino de Jesús no es de este mundo: El reino de Dios no deriva su poder y autoridad de este mundo, pero su Reino está en y sobre el mundo, sea que la gente lo reconozca o no. Hemos de orar, “Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mat. 7:10). Hacer la voluntad de Dios es la manifestación de la vida en el reino.
7. La política no es un asunto espiritual: Si el gobierno civil ha sido ordenado por Dios, entonces es espiritual como lo es toda área de la vida gobernada por la Palabra de Dios.
8. Satanás es el dios de este mundo: Satanás no es más dios que el estómago de una persona (Fil. 3:19). Pablo está describiendo que algunas personas habían decidido ser su propio Dios, una criatura limitada quien ha sido derrotada.
9. No se supone que debamos juzgar: Somos amonestados por el juicio consistente de Jesús (Mat. 7:1-2) y para “juzgar con justo juicio” (Juan 7:24).
10. Debemos dar al Cesar lo que es del Cesar: No vivimos bajo el Cesar. Vivimos bajo una Constitución, y podemos remover y reemplazar gente en puestos y “solicitar al gobierno una reparación por agravios.” La gente en los días de Jesús no podía hacer esto. No nos debemos conformar por el status quo político.
11. Los cristianos debiesen permanecer neutrales: La neutralidad es imposible. Jesús dijo, “el que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.” (Mat. 12:30; ver también Apoc. 3:16).
12. No podemos imponer nuestra moralidad sobre otras personas: Toda ley es una imposición de la perspectiva moral de alguien. La pregunta es, ¿en qué áreas de la vida se le ha dado autoridad al magistrado civil para hacer esto?
13. Estamos viviendo en los últimos días y Jesús viene pronto a raptar a su iglesia así que ¿para qué pulir el metal de un barco que se hunde?: ¿Cuántas veces hemos escuchado este reclamo? Incluso hoy los cristianos están empujando el carrito de que el “rapto” está cerca, de que el anticristo esta a punto de revelarse, y que no hay razón para reorganizar las sillas en la cubierta del Titanic. Aquellos que están en el mundo son más sabios. La construcción de barcos no cesó con el hundimiento de un barco que se supone no se hundiría. Algunas veces “los hijos de este siglo son más sagaces en su trato con sus semejantes que los hijos de luz” (Luc. 16:8).
Existe mucho más que podríamos decir sobre este tema. He cubierto los temas aquí citados en mi libro Mitos, Mentiras, y Verdades a Medias: Cómo la Mala Lectura de la Biblia Neutraliza a los Cristianos y Empodera a los Liberales, Secularistas, y Ateos.