“Un erudito bíblico dijo que el nuevo brote del coronavirus es una previa a las profecías de los últimos tiempos, advirtiendo que la pandemia es un ‘presagio muy serio’ de lo que está por venir.”

¿Qué es peor? El gobierno de “expertos” que han cerrado nuestra nación debido al virus o “un erudito bíblico” quien está malinterpretando la Biblia y engañando a las personas sobre el fin de los tiempos?

Ambos son malos, pero la mala interpretación de la Biblia es peor ya que esta es autoritativa.  Y lo que hace que sea tan malo es que exista un registro de cerca de dos milenios con reclamos similares los cuales sucede que han sido incorrectos.  Aquí está el argumento:

“En una entrevista en ‘The Christian Post’ Mark Hitchcock, autor de más de 30 libros relacionados con las profecías bíblicas sobre los últimos tiempos, dijo que la Escritura es clara en que “habrán plagas en los últimos tiempos.” Él citó Luc 21:11, Apoc 6:8, y la profecía de los cuatro jinetes del Apocalipsis, en donde el cuarto jinete mata a una cuarta parte de la población de la Tierra con pestilencia y a ‘las bestias salvajes de la tierra’.”

“De hecho, la Escritura nos dice que estas plagas van a matar al 25% de las personas en el mundo.  Será literalmente de proporciones bíblicas,”

Dijo un profesor del Seminario Teológico de Dallas.

Este tipo de predicciones salvajes parece que nunca acaban.  Tengo una librera llena de libros haciendo reclamos similares, los cuales se pueden rastrear desde siglos atrás.

Tal y como mencioné en un artículo anterior, las pestilencias y las plagas no son inusuales.  Estas pueden ser halladas en el Antiguo Testamento, en la historia secular, y en la era previa al juicio de Jerusalén en el 70 DC.  Por ejemplo, el historiador romano Suetonio escribió que hubo tal “pestilencia” en Roma durante el reinado de Nerón que “en el espacio de un otoño murieron no menos de treinta mil personas, como aparece en el registro del templo de Libitina.”[1]  Esta descripción encaja con el contexto de lo que Jesús dijo que pasaría a esa generación.

Si Discurso del Monte de los Olivos está describiendo eventos previos e incluyendo la destrucción de Jerusalén que tomó lugar en esa generación (Mat 24:34; Mar 13:29; Luc 21:32), entonces debe dársele a Apocalipsis una interpretación similar ya que es un paralelo de Apocalipsis 6.  James M. Hamilton, Jr., un premilenialista, escribe que “cuando los sellos se abren en Apocalipsis 6 corresponden a lo que Jesús describe en el Discurso del Monte de los Olivos en los evangelios sinópticos.”[2]  Yo estoy de acuerdo. Vea mi libro ¿Viene Jesús Pronto?, La Locura de los Últimos Días__, y Guerras y Rumores de Guerras__.

En Apocalipsis 6:13-14, leemos, “y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.  Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.”

Si esta es la descripción de estrellas físicas, habría un final inmediato para la tierra, ya que encontramos que la tierra permanece intacta en Apocalipsis 8:10 en donde “una gran estrella cayó del cielo.”  Si una estrella golpea la tierra, la tierra sería vaporizada en un instante.  De hecho, si una estrella como nuestro sol se acerca a la tierra, esta se quemaría antes de que el sol la golpeara.  ¿Cómo podría la tierra sobrevivir si una “tercera parte de las estrellas del cielo” cayesen sobre la tierra (Apoc 12:4)?

Jesús está utilizando un lenguaje que fue entendido por las personas de sus días.  La escritura hebrea está llena con un lenguaje simbólico similar (Apoc 1:1).  Existe un lenguaje dramático sobre el fin del mundo en Sofonías el cual es dirigido a Jerusalén e Israel (Sof 1), un juicio local descrito utilizando un lenguaje “de-creativo”.

John Lightfoot presenta este punto en donde aparentemente el lenguaje del fin del mundo es común y característico en la Biblia y que este generalmente apunta a la situación final social, religiosa, y política de una nación:

“Cuando se abre el sexto sello (en Apoc 6:12-13) muestra la destrucción misma en esos términos prestados que la Escritura utiliza para expresarse por ellos, es decir como si fuese la destrucción del mundo por completo: como Mat 24:29-30. El sol se oscureció, las estrellas cayeron, los cielos no fueron más y la tierra se disolvió, y la conclusión (del) v. 16 (en Apoc 6). Ellos dirán a las montes caigan sobre nosotros, &c. no solo garantiza, sino que nos obliga a comprender e interpretar estas cosas en el sentido que lo hacemos: Cristo aplica estas meras palabras a lo mismo (Luc 23:30). Y aquí hay otra, y, para mi, una razón muy satisfactoria, del por qué colocar las muestras de estas visiones a Juan, y sus escritos de este libro (de Apocalipsis) antes de la desolación de Jerusalén.”[3]

¿Cuándo ocurrió este juicio que incluye que plagas sucedan como lo declara Lucas (21:11)? Jesús tenía a la vista su audiencia presente mientras iba en su camino a la cruz:

“Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron.” (Mat 24:19; Luc 23:28-29).  “y decían a los montes y a las peñas: CAED SOBRE NOSOTROS, Y ESCONDEDNOS…” (Is 2:19-20; Os 10:8; Apoc 6:16) “Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?” (Luc 23:28-31.)

¿Cuándo estuvo el árbol seco? Jesús identificó el liderazgo de Israel como un árbol sin fruto (Mat 21:18-22; 24:32) que debía ser cortado si no llevaba fruto (Luc 13:8-9).  Estos representantes religiosos quienes escogieron al Cesar por sobre Jesús (Jn 19:15). Pedro describió esa generación como “esta perversa generación” (Hech 2:40).

¿Significa esto que las profecías sobre las plagas y las guerras son irrelevantes para la vida de los cristianos? De ninguna manera.  Estas son parte de la condición humana.  Incluso cuando el virus no es una señal o evento del fin de los tiempos, debiese llamar nuestra atención a que somos mortales y cualquier evento imprevisto podría darnos de baja o incluso matarnos.  La eternidad para nosotros está a un latido de distancia, “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,” (Heb 9:27).  No existe un rapto que venga a rescatarnos sin importar lo que haya en nuestro mundo.

El COVID-19 no es una señal de los últimos tiempos como Mark Hitchcock lo reclama.

“Muchas cosas están sucediendo en nuestro mundo hoy: Israel está de vuelta en su tierra, en el Medio Oriente hay constante confusión, el globalismo está ocurriendo –todas estas cosas son señales y apuntan a lo que la Biblia predice sobre la inminente venida de Cristo.  No sabemos cuándo Él regresará; podría ser hoy, podría ser en cinco años.”

Como lo dijo un profesor del Seminario Teológico de Dallas y uno que aboga por el dispensacionalismo, Hitchcock debería saber que sus sistema enseña que no hay señales prediciendo el “rapto de la iglesia” ya que según el dispensacionalismo, el “rapto” es un evento de cualquier momento. Fue un evento de cualquier momento hace 1500, 1000, 500, 250, 100 años atrás cuando ninguna de las llamadas señales de hoy existían incluyendo Israel regresando a su tierra, algo que el Nuevo Testamento nunca menciona como una señal.

La especulación profética de tipo dispensacional ha cambiado a través de los años. Todo es acerca de “señales”.  Los escritores de profecía han estado publicando estas “señales” por cerca de 2000 años.  Ya es hora de detenerse y hacer negocios con trabajo del reino.

Hitchcock menciona “la venida inminente de Cristo.”  El Nuevo Testamento aclara que el juicio venidero de Jesús en contra de Jerusalén estaba “cerca” o “a la mano…a la puerta” (Sant 5:8-9) para esa generación.


[1] C. Suetonius Tranquillus, The Lives of the Twelve Caesars: Nero, 39.

[2] Hamilton, An Interview with Dr. James Hamilton. Para más discusión sobre este punto, ver James M. Hamilton, Jr., Revelation: The Spirit Speaks to the Churches (Wheaton, IL: Crossway, 2012), 166–167. Also, Louis A. Vos, The Synoptic Traditions in the Apocalypse (Kampen, Netherlands: J.H. Kok N. V., 1965), 181–188.

[3] ohn Lightfoot, The Whole Works of the Rev. John Lightfoot Containing “The Harmony, Chronicle and Order of the New Testament,” ed. John Rogers Pitman, 13 vols. (London: [1655] 1823), 3:337.