Los ateos han encontrado un hogar en Facebook, y creen que conocen la Biblia.  Ellos reclaman haber descubierto discrepancias en la Biblia.  Una de estas que los ateos reclaman haber descubierto, es que los registros de la resurrección no cuadran.  Como las narrativas sobre el nacimiento en Mateo y Lucas y otros eventos del Nuevo Testamento, existen algunas diferencias entre los cuatro registros de la resurrección.

Los escépticos sobre la Biblia ven estas diferencias como evidencia indiscutible de que la Biblia está plagada de errores.  Yo estaría dispuesto a apostar a que si las narrativas sobre el nacimiento y la resurrección concordaran en cada punto, los escépticos reclamarían que los escritores estaban coludidos de alguna manera.

Cada evangelio tiene diferente propósito, audiencia y perspectiva.  Lucas explica su proceso:

“Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.” (Luc 1:1-4)

El propósito general de los escritores de los evangelios es llegar al meollo de la historia para que cada evangelio pudiese sostenerse por cuenta propia.

Cuando un ateo en Facebook cuestiona los registros de la resurrección, puedo notar que sus reclamos sobre las discrepancias han sido respondidos en numerosas ocasiones a través de los años.  Solo me tomó diez segundos encontrar artículos que lidian con estas diferencias.

Aquí hay algunos de estos:

  1. https://credomag.com/2012/04/do-the-gospels-contradict-one-another-harmonizing-the-resurrection-accounts/
  2. http://www.tektonics.org/qt/rezrvw.php
  3. http://www.tektonics.org/harmonize/greenharmony.htm

I he utilizado la siguiente historia, y vale la pena repetirla.  Otto Scott, editor, historiador, y autor de diez libros, quien acuñó la frase “la mayoría silenciosa,” fue atraído a los registros de la vida de Jesús porque ellos no concordaban en todos los puntos.  Scott cuenta cómo se convirtió el cristianismo después de leer los evangelios.

“Bueno, mi esposa era cristiana y llevaba a nuestra hija a la iglesia todo el tiempo. Yo atendía por cortesía. Una noche yo estaba leyendo tarde y mi pequeña hija salió del dormitorio y quería saber sobre este asunto de ‘poner la otra mejilla’. Yo no tenía idea de donde vino eso, pensé que había venido de la Biblia. Yo tenía una Biblia en casa, claro, y la tomé y leí los evangelios –los cuatro de una sola vez. Fueron las (diferencias) en el testimonio de estos cuatro diferentes hombres lo que me convenció. Como reportero, yo había entrevistado a muchos hombres, y estaba en el punto del crimen. Yo sabía que si obtienes cuatro hombres que te cuenten la misma historia probablemente estén coludidos porque cuatro hombres no ven la misma cosa de la misma manera. Uno ve un elemento significativo; otro ve otra cosa. Sin embargo, existía una cercana semejanza en el reportaje de ciertos incidentes en los evangelios, estos no eran idénticos. Yo me convencí al instante. No creo que una persona me hubiese podido convencer, pero esas variadas historias contemporáneas lo hicieron.”[1]

Este mismo ateo cuestionó el tema de Isaías 53.  Los judíos reclaman que el siervo sufriente hace referencia al Judío/Israel mientras que los cristianos argumentan que Jesús es el sujeto.  El Nuevo Testamento ciertamente mira Isaías 53 como haciendo referencia a Jesús ya que Isaías 53:4 es citado en Mateo 8:17: “para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.”  Existen otras referencias a Isaías 53 (Jn 12:23; Hech 8:26-40; Rom 10:16).  Yo señalé que este no es un debate nuevo.  Existieron judíos en el tiempo de Jesús quienes negaron que Él era el Mesías prometido.  ¿Por qué nos sorprendemos de que hayan existido Judíos a través de la historia quienes continúen disputando este punto?  Así como los diferentes registros de la resurrección, el sujeto de Isaías 53, la disputa tiene una larga historia:

“El ejemplo más temprano de un judío y un cristiano debatiendo el significado de Isaías 53 es el ejemplo del 248 citado por Orígenes.

En los padres de la iglesia, en ‘Orígenes contra Celso’, escrito en el 248, él escribe que Isaías 53: ‘Ahora recuerdo que, en una ocasión, en una disputa sostenida por ciertos judíos, quienes eran reconocidos como hombres sabios, Yo cité estas profecías; a las cuales mis oponentes judíos respondieron, que estas predicciones hacían referencia al pueblo entero, considerado como un individuo, como en un estado de dispersión y sufrimiento, para que muchos prosélitos fuesen ganados, a causa de la dispersión de los judíos entre numerosas naciones paganas.”

Jesús claramente demuestra que el Antiguo Testamente en su totalidad apunta a Él, así que, incluso si Isaías 53 hiciese referencia a Israel, este sería un tipo de Cristo (Luc 24:27, 44).  Esto es lo que separa el cristianismo del judaísmo.

El Nuevo Testamente no es un complemento del Antiguo Testamento.  El Antiguo Testamento siempre ha sido acerco de Jesús –desde la profecía sobre herir a la serpiente en la cabeza (Gen 3:15) hasta aplastar la cabeza de Satanás en el Gólgota (Jn 19:17) hasta Jesús siendo “la raíz y la simiente de David, la estrella brillante de la mañana” (Apoc 22:16).

RC Sproul escribe los siguiente:

“La esperanza para un nuevo Israel –un Israel verdadero que encarnase todo lo que Dios ha llamado a Israel a ser- persistió a través de los siglos hasta la era del Nuevo Testamento.  Esta esperanza fue finalmente cumplida en la encarnación del verdadero hijo de Dios por naturaleza, Jesucristo.  Mateo nos cuenta que Jesús cumplió Oseas 11 (Mat 2:13-15).  Él es el verdadero Israel, el Israel fiel quien tuvo éxito en donde el Israel del antiguo pacto fracasó.  Como el antiguo Israel, salió de Egipto, pasó por las aguas, y fue probado en el desierto (2:13-15; 3:13-4:11; ver Ex 12:40-42; 14:1-31; 16:4).  No como el Israel del antiguo pacto, sin embargo, Jesús pasó esta prueba.  Por lo tanto Él es digno de ser llamado el Hijo de Dios por quién es Él en su deidad y por lo que Él logró en su humanidad.”

El antiguo Israel y su capital Jerusalén son identificados como Sodoma y Egipto, la ciudad en donde Jesús fue crucificado, la “gran ciudad” siendo aquí Jerusalén.

“Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.

Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado” (Apoc 11:7-8)

El antiguo Israel –el Israel del Nuevo Testamento- también es identificado como Babilonia (Mat 24:29; 1 Ped 5:13; Apoc 17-18).

Entonces la Jerusalén presente estaba “en esclavitud con sus hijos” (Gal 4:25), mientras que “la Jerusalén de arriba es libre” (4:26).

Hay más para entender la Biblia que su historia y cronología.  Su propósito singular es grande en cada página: “quisiéramos ver a Jesús” (Jn 12:21).  Los no creyentes están cegados a estas verdades.  Ellos no pueden ver el bosque debido a los árboles.


[1] Quoted in James P. Lucier, “Otto Scott Steers by the Compass,” Insight (1999).