Traducido al español por Pedro Camino con permiso del autor.

No solemos pensar en la Navidad como un evento político. Le puedo asegurar que Herodes el Grande sí lo pensó de esa manera, así como también Roma. Hubo un impuesto involucrado en dicho evento (Lucas 2:1). Herodes no habría estado tan preocupado por el  anuncio de que un niño había nacido, si hubiera enterado de que dicho ser sería el salvador personal de los judíos que los rescataría de sus pecados y que cuando murieran irían al cielo.

Ese era parte del mensaje, pero había mucho más. María menciona en el Magnificat la manera en la que Dios opera en este mundo:

Hizo proezas con su brazo; desbarató las intrigas de los soberbios. De sus tronos derrocó a los poderosos, mientras que ha exaltado a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes, y a los ricos los despidió con las manos vacías. Lucas 1:51-53

Mientras estos Cristianos honraran al rey, tanto Herodes como Cesar, los hubieran aceptado (como una religión más). Sin embargo, no tomó mucho tiempo para que la gente se diera cuenta de las implicaciones de lo que sucedería si se aplicaban de manera consistente el mensaje del Evangelio a todas las áreas de la vida: Todos ellos actúan en contra de los decretos del emperador, afirmando que hay otro rey, uno que se llama Jesús. (Hechos 17.7). El simple hecho de proclamar a Jesús como rey, El Rey, era suficiente para ser acusado de traición y de blasfemia política.

En la época del nacimiento de Jesucristo, el Estado, o Cesar, tenía todo el poder en Roma. El Cesar, no solo era reconocido como un gran sabio y líder, pero como un dios. De hecho, Cesar Augusto era llamado Hijo de Dios. No había nadie por encima del Cesar y cualquiera que amenazara, o tan siquiera aparentaba con amenazar su autoridad, era rápida y violentamente vituperado. Cuando Cesar conquistaba una región, se proclamaba ¨el evangelio¨. Esta palabra era usada para anunciar a los conquistados de que había buenas noticias: Cesar era el rey y ahora reinaría sobre todos.

Derek Dobalian-What Christmas Means for the State.

Este trasfondo nos ayuda a explicar por qué Herodes el Grande estaba abrumado al escuchar de los reyes de oriente, que Jesús, el Rey de los Judíos, había nacido. Jerry Boyer expone la siguiente pregunta. ¿Por qué todo Jerusalén se turbó junto con Herodes?

Hay que entender que era normal para Herodes turbarse de esa manera. Él era un tirano brutal que estaba tan paranoico de ser desplazado, que envió a asesinar a su propio hijo. Él tenía un reino que perder. El Mesías se convertiría en rey, y solo había un lugar para el rey de los judíos. Pero, ¿qué significa que todo Jerusalén se turbó con él?

No parecer ser tan obvio que la ciudad estaba preocupada por esta noticia, porque después de todo, es una buena noticia. La profecía que se usa para determinar que el Mesías vendría de Belén, promete cosas extraordinariamente buenas … La buena noticia para el mundo es que la llegada del Mesías traería justicia.

La mala noticia para Jerusalén fue que la llegada del Mesías traería justicia. El régimen herodiano se basó en la explotación económica, lo que significa que representa una mentalidad de juego de suma cero, y eso lo llevó, como ha llevado a muchos, muchos tiranos después de él, a recurrir al genocidio.

Herodes se convirtió en un faraón. Jerusalén se había vuelto como Egipto (Mateo 2:15; Oseas 11: 1; Apocalipsis 11: 8). Peter Leithart comenta: “Los cumplimientos de Mateo se convierten en reversiones y juegos de palabras. Jesús cumple Oseas 11: 1, pero Israel se ha convertido en Egipto “. Para un desarrollo más completo de esta interpretación, vea lo siguiente: Israel es el nuevo Egipto en Mateo 2:15.

Cuando Herodes el Grande escuchó esta pregunta de los viajeros del este, lo sacudió políticamente:

Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente.¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos?—preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo. (Mateo 2:1-2).

Las estrellas representaban poder político y destreza. Herodes vio a Jesús, siendo solo un niño, como una amenaza. Según el historiador Josefo, Herodes hizo matar a tres de sus hijos. Se ha dicho de este Herodes: “Es mejor ser el cerdo de Herodes que su hijo”. ¿Y qué son algunos niños sacrificados cuando se trata de una posible competencia con la dinastía herodiana? Poco ha cambiado desde los días de Herodes.

Quizás recuerdes que Jesús fue crucificado por afirmar ser un rey.

Había una inscripción sobre la cabeza de Jesús cuando fue crucificado. La pena de muerte de Jesús fue una acusación política y, por lo tanto, una amenaza para el Imperio Romano y para cualquier otro imperio (Mateo 27:11; Marcos 15: 2; Lucas 23: 3; Juan 18:33). Pilato había escrito: “Jesús el Nazareno, rey de los judíos” (Juan 19:21). Los judíos le dijeron a Pilato: “No escribas el Rey de los judíos”, porque este Jesús solo reclamó ese título para sí mismo. Pilato respondió con: “Lo que he escrito, escrito queda”.

Las iniciales INRI se refieren a las primeras letras de la inscripción en latín (Iēsus Nazarēnus, Rēx Iūdaeōrum) que en español se traduce como “Jesús el Nazareno, Rey de los judíos”. Juan 19:20 declara que esta designación de rey se escribió en tres idiomas: hebreo, latín y griego. Fue el uso de la palabra “rey” lo que fue visto como una amenaza percibida.

Roma ya estaba lidiando con los zelotes, y Roma se reuniría con ellos nuevamente durante y después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 DC en Masada tres años después.

En los últimos años del ministerio de Pablo, él estaba “predicando el reino de Dios” ( Hechos 28:31), no el rapto de la iglesia o la quietud de la iglesia, sino el reino. No es un reino lejano después del rapto durante mil años miserables, sino un reino eterno que abarca el aquí y el ahora. “Y reinará por los siglos de los siglos”.

Artículo original en inglés aquí.